Sinchy Supay Churo – El Espiral de la Fuerza Espiritual

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Por: Ángel Medina

 

Con esa gran cualidad y vivencia de ser runa (ser humano), Yauri e Inty Muenala Vega nos demuestran a primera vista sus habilidades transformado en una virtud al descubierto y nos invitan a disfrutar de su contenido, donde nos comparten en colores sobre la vida en comunidad, esa comunidad originaria de los Andes.

 

Para el compartir de sus mensajes plasmados a través de los colores en el arte, nos trasladan a vivenciar el acto interpretativo en los tres momentos inseparables, como dice Erwin Panofsky y otros historiadores del arte: la lectura del sentido fenoménico de la imagen, es decir la iconología; luego la interpretación su significado, la iconografía; y la penetración de su contenido esencial como expresión de valores. Es decir nos invitan a analizar precisamente el significado cultural, religioso y social mas ampliamente; en este caso, sobre la profundidad de la cosmovisión andina, de la cultura de los pueblos originarios, ahora gestores y promotores de acciones políticas y voceros de su propia vida e historia.

 

Lo que Yauri Muenala pone ante la mirada y el imaginario de cada uno de nosotros, nos permite recorrer en la profundidad de la madre naturaleza, lo que para los pueblos originarios de América es la fuente misma de la existencia humana. Nos traslada a ese espacio donde se concentra la sabiduría, donde están guardados los tesoros milenarios que han sido cultivados a través de la experiencia de nuestros mayores; en definitiva nos lleva a recorrer por el Jatun Ayllu … por ese campo grande ahora conocido como La Comunidad.

 

Por su parte Inty Muenala nos abre el imaginario para encontrarnos nuevamente con la naturaleza, el ser humano y las deidades; y nos lleva a recorrer por esa realidad donde se manifiesta la superposición del dominante, del “superior” frente a su semejante y a la misma naturaleza; nos muestra las expresiones de la sabiduría en medio de la espiritualidad, donde la naturaleza se encuentra con el ser humano a través de la “limpia” para restablecer nuestro equilibrio energético o la sanación; y con la magia de los colores nos lleva al encuentro con lo femenino, con la mujer, con la luna, la piel y el amanecer.

 

Así con mucha sutileza de a poco nos trasladan a vivenciar sobre el origen de la vida, a recorrer en la profundidad del vientre que germinó la existencia humana y que ahora mismo está en peligro. Nos llevan a conocer la vida del runa en comunidad, donde se expresa en armonía la música, la danza, la espiritualidad y el accionar de la política de los pueblos, cuyo propósito es hacer conciencia de que entre lo humano, lo divino y la pachamama (madre naturaleza) somos uno solo. Que mas allá de un sistema de mercado capitalista hay una sabiduría de vida y un sendero que debemos conocer, respetar y cuidarla.

 

En el conjunto de colores, la imaginación y sentimientos expresados nos abre el camino para conocer mas de cerca la sabiduría del mundo andino, del runa como ser humano, cuyo mensaje es comprender ese contenido de lo humano ante la vida, es decir: si la naturaleza nos pertenece o nosotros pertenecemos a ella.

 

En minga con el mensaje por la vida, por el sumak kawsay, por el equilibrio entre las deidades, la naturaleza y el mismo ser humano.